10 de octubre de 2010

4. Escucha a la cabeza, dejar hablar al corazón

A mi personaje lo conozco de memoria; 
a mi persona la tengo que conocer de corazón
Para conocernos tenemos que escuchar dentro de nosotros. La parte del cuerpo depende de las culturas, curioso: en la nuestra escuchamos el corazón; en la oriental, las entrañas -que deben estar a la altura del obligo, medio palmo más adentro-. Como mi personaje escucha corazones y no entrañas (pero lo que se oye es lo mismo), pues me quedo con el corazón. Mi enanito, el inquieto, - el otro está sobando en el sofá-, currante y gran lector me chiva algunas frases para que no sea yo quien cargue con la responsabilidad de esta afirmación: 
 “Mientras que el corazón tiene deseo, la imaginación conserva ilusiones”
(Chateaubriand, Vizconde –conocido por la receta de carne asada que sirvió a Napoleón-),

“el corazón no habla pero acierta”
(Anónimo, prolífico autor donde los haya –y eso que el Lazarillo resultó no ser suyo…-),

“la inteligencia busca, pero quien encuentra es el corazón”
(George Sand, escritora oculta bajo pseudónimo y ropa de escritor, amante de Chopin)

“Cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga”
(Victor Hugo, inventor del Jorobado de NotreDame de Paris)

“No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”
Saint Exupery (Principito que amerizó para siempre en algún lugar del mediterráneo)

“Hay que escuchar a la cabeza, pero dejar hablar al corazón”
(Marguerite Yourcenar –según mis wiki-amigos, escritora francesa nacida en ¡Bruselas!)

“Quien no sabe llorar con todo el corazón, tampoco sabe reír”
(G. Meir. Primera Ministra israeli, ucraniana, 3ª mujer en llegar a un dirigir un país)

Gracias enanito¡  así no queda claro que es mejor escuchar dentro y en la azotea porque  el corazón es 
fuente de ilusión, 
acierta, encuentra, 
crece cuando crece el amor 
y cuando más grande es el corazón más amor da 
(…la palabra amor… está tan desgastada… que suena cursi… lo sé… no sé me ocurre otra)
tiene buena vista
es sensato (cuando nos han enseñado que la sensatez está en la cabeza…)
es puro y, por ello,
llora y ríe de verdad,
Bueno con el apoyo de tanto famoso, me siento respaldado para seguir.  Argumentos en forma de bellas citas no faltan. Y no los digo yo, eh? -yo soy un investigador (copio de varios libros) nunca un plagiador –que, vago que es, solamente copia de uno-.
Streaptease (lo que tengo que poner para que no te duernas…)
Parece ser que buena parte de nuestro viaje para conocernos, quitarnos la careta e ir fundiendo la armadura, ir desnudándonos,… pasa por ser capaces de saber lo que estamos sintiendo en cada instante, aprender a expresarlo en cada momento para así por una parte ir conociendo a nuestro buen amigo abandonado y, doble beneficio, responder (con la persona) y no reaccionar (con el personaje) ante lo que nos va viniendo (lo que nos hará ganar más amigos y ayudar a otros a que sus armaduras se reblandezcan un poquito). 
Si un tipo hace algo que pone de mala leche (a mi personaje), trato de ser consciente de cómo la ira (sinónimo fino de “mala hostia y ganas de dar una idem”) va creciendo, y decirle a mi personaje “tranqui, qué mala sangre estás haciendo, te estás haciendo daño a ti mismo, cálmate un poco, no pongas tu buen humor en manos de este personaje”. 
Así en vez de reaccionar desde la ira (dándole la h… que el personaje estaría deseando repartir), responder (que es lo que hace la persona) siendo muy muy muy consciente de la ira pero ELIGIENDO no actuar desde ella. Esto me costó entenderlo (Jose Luis es un tipo paciente y me la ha explicado cientos de veces) porque mi personaje tiene (tenía) una armadura que los Cruzados en Jerusalem iba en tanga comparado conmigo. 
Así, cuando respondo (persona), en vez de reaccionar (personaje), las respuestas son muy diferentes y los resultados también porque el personaje tiene que defender su papel, su honor de “rojo”, “facha” “mujer”, “hombre”, “culé”, “católico”,… y la persona, no.
Silencio¡, se escucha¡
El corazón (o las entrañas o el ser o el cuerpo o el alma o dios o alá o …el yo-que-sé, dependiendo de qué equipo seas) habla muy bajito; primero, porque está dentro de una armadura todavía muy gruesa; segundo, porque no es su estilo gritar; tercero, porque no está acostumbrado a que le dejen hablar y ha ido perdiendo fuerza su voz. 
Así que conviene buscar momentos de silencio, ausentes de estímulos (algo tan difícil en estos tiempos-) para “escucharme”. Dependiendo de los colores de tu camiseta, también “escucharme” tiene nombres diferentes –meditar, hacer yoga, ir al monte, pasear, levitar, respirar,…-. Pero en todos consiste en tratar de acallar los pensamientos que bullen y zumban en mi cabeza (la p… que siempre intenta j… esos momentos porque quiere seguir mandando)y dejar que sea nuestro corazón el que hable. 
Es entonces cuando escucho y me doy cuenta cómo estoy, qué me duele, qué me ha gustado, qué siento y me entero de lo que realmente quiero que me ocurra en esta vida, cuáles son mis sueños, qué hacer cada día, desde ahora mismo que estoy escribiendo, para que cuando llegue el penúltimo suspiro, mire atrás y sonría sin miedo estando seguro de que “cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando (R. Tagore)”.
¡Que bruto! no? Suena duro. Quizás me haya pasado…
 
“tenía cuarenta años, una mujer y dos hijos maravillosos y un buen trabajo. Pensé que ya no había nada nuevo, que ya sabía cómo iba a ser mi vida en los otros cuarenta, que no quedaba nada nuevo. Esa tarde un camión arrolló el coche en el que viajaban mi mujer y las niñas”
Eduardo Blanco (persona) en el papel del amigo enamoradizo (personaje) de la peli “El mismo amor, la misma lluvia” (Recomendable, amigo Iñaki -además sale mi Soledad Villamil, la que tiene “el secreto de tus ojos” y esos labios… y esa voz… ) 
Empiezo hoy. No pierdo un día, que mañana es un regalo, que no es seguro que llegue y puedo quedarme sin decir, querer, soñar, leer, ver o hacer cosas que me hubiera gustado hacer. 
Así que, como decía la guapiiiiii…..iiiiiiiiiiiiísima Audrey Herpburn (Eliza, florista callejera sin “educación” en My Fair Lady, en esa magnífica escena en la que como primer examen para ver si la han “educado” correctamente va a las carreras de caballos de Derby y enfervorizada por la emoción de la carrera grita al caballo al que ha apostado -en inglés, claro-: 
¡Mueve ese cochino culo!
ante el asombro y espanto de las damas de alta alcurnia que la rodeaban (y la frustración -ya endulzada con inicios de enamoramiento…- de su mentor el Profesor Higgins (Rex Harrison).
un poco de silencio pero también de valentía, bastante
A veces cuando somos capaces de encontrar ese rato, de alejarnos del 
“mundanal ruido y seguir las calladas sendas que tomaron los pocos sabios que en el mundo han sido” 
(San Juan de la Cruz, profesión: místico - que se chutaba lo mismo que Teresa de Jesús-) 
resulta que nos encontramos con nosotros mismos. Y eso asusta.
Asusta porque no estamos acostumbrados y podemos escuchar cosas que no nos gusten, que tengamos reprimidas. Pero el corazón (la persona) no juzga (el personaje sí, es lo que más le gusta¡). Y al no sentirme juzgado me siento libre de sentir lo que siento, de pensar lo que pienso y de aceptar que lo que oigo como mío, guste o no a otros (o a mí personaje). No dejemos participar al personaje -si no encaja con su papel lo reprime y lo rechaza, como ha hecho desde pequeñito-, callarlo, castigado al rincón y a escribir cien veces “no tocaré las narices a nadie cuando se está escuchando”.
Este proceso de auto-conocimiento requiere humildad (bilbaínos abstenerse –o que le dediquen tres o cuatro años más-) y honestidad. Humildad para ver que, a lo mejor no soy tan “divino de la muerte” como pensaba y honestidad para no esconder o manipular lo que oiga. 
De esta manera poco a poco voy conociendo a mi verdadero ser (y desenmascarando a a mi personaje), quienes soy de verdad (la persona), veo la diferencia entre cómo vivo y cómo me gustaría vivir. Si se parecen, fin del juego. Pleno al quince¡ 
Si no, que suele ser lo habitual, a trabajar con paciencia, haciendo un poco de ejercicio todos los días (esto es tan necesario como comer y dormir: alimenta y hace crecer)
dejando que mi personita hable –y que el personaje le deje, que no es fácil-
escuchándola con cariño, como si fuera m niño/a herido/a
 
dándome cuenta cuándo es la careta quien se adelanta, reacciona y critica a alguien 
(y deja a la personita con la boca abierta sin oportunidad de darle una oportunidad de acercarse a ella y conocerla para luego aceptarla),
sabiendo cuando nuestro personaje salta porque alguien le ha tocado una herida no curada y reacciona y discute y se exalta y porfía -¡magnífico, espléndido en su papel¡- 
(y la personita, una vez más, dice, tranquilo, si no es para ponerse así)
Reconociendo cuando otro personaje viene hacia nosotros, como un torito bravo (suena a El Fari), con su papel bien aprendido, su armadura y espada en ristre, dispuesto a hacernos alguna avería, para que sea la persona quien le responda (y no nuestro personaje quien reaccione).
veo tiempos mejores, en que se cumplirá nuestros sueños
Vuelvo a escuchar Fairytale in NewYork. La voz de camionero, que sale de la garganta más parecida a una destilería de whisky, de Shane MacGowan junto a la voz, dulce, melódica, como su Irlanda natal de Kirsty MacColl. 
Mientras tecleo, esta vez me apunto al dueto con mi voz (más cercana a la de Shane que a la de Kisrty) entrecortada por los recuerdos que me trae esta canción - banda sonora de algunos de los momentos más bonitos y románticos de mi vida -la chica que me gustaba decía que sí- y dolorosos -la chica que me gustaba decía que me quería mucho, pero como amigo-[1]. 
Sus estrofas finales, con más esperanza que las primeras:
So happy christmas
I love you baby
I can see a better time
Where all our dreams come true.
I could have been someone
Well so could anyone
You took my dreams from me
When I first found you
I kept them with me babe
I put them with my own
Can´t make it out alone
I´ve built my dreams around you
Feliz navidad
Te quiero nena
Veo tiempos mejores
en que se cumplirán nuestros sueños
Pude haber sido alguien
Bueno, cualquiera podía haberlo sido
Te llevaste mis sueños
La primera vez que te ví
Los guardé conmigo
Los puse junto a los míos
No puedo lograrlo solo
He construido mis sueños junto a tí 

(no os perdáis el video del directo, 1988)
http://www.youtube.com/watch?v=NrAwK9juhhY
“No tengas sueños pequeños 
pues no tienen el poder de mover el corazón de las personas”
J.W. von Goethe
Dnl


[1] ¡¡DE VERDAD¡ NO SON CONSCIENTES NUESTRAS AMIGAS DE LO QUE NOS DOLÍA QUE NOS DIJERAN ESO¡¡. Todos hubiéramos preferido que nos mandaran a freir monas, que nos dijeran que éramos feos, pelmas, aburridos, borrachos, unos pulpos,… que quien les gustaba era el que era lógico que les gustara… 
¡Pero decirnos “!ES QUE TE QUIERO UN MONTÓN, PERO TE QUIERO COMO AMIGO¡¡ eso era CRUELl, MUY CRUEL. ESO DOLÍA¡ Espero que si alguna moza lee esto, haga acto de contrición, rece tres avemarías, cuatro padre nuestros y escuche un DVD completo de Camela al menos 6 veces. )

No hay comentarios:

Publicar un comentario

!Me encantaría saber qué piensas de esto¡