25 de diciembre de 2010

Cerebro azul o rosa, hemisferio izquierdo y derecho: esto es cosa de 2 (2)

Cerebro azul o rosa, hemisferio izquierdo y derecho: esto es cosa de 2 (2) 
 
Más, más grande, más rápido,… ó mejor, más profundo, más lento 
 
Aparte de no tener voz, lo que le ocurre al creativo hemisferio derecho es 
que las prisas no le van, el ruido, el barullo, le aturullan. Necesita tiempo,
paz, silencio –algo tan difícil en el teatro en que vivimos que lo que
precisamente busca es atontarnos mediante la sobrestimulación-.
El hemisferio izquierdo vive feliz en un mundo en el que se valore lo más, lo 
más grande, lo más rápido, por el contrario, el derecho vive feliz tratando de
 ser mejor, encontrar un sentido profundo en la vida  hacer menos cosas pero
 bien (sabe que la prisa está reñida con el cariño).
¿Cuándo se nos ocurren las mejores ideas? En la ducha, trabajando, 
conduciendo, paseando por el campo, jugando un partido de padel, por la
 noche al despertarnos de repente,… Donde seguro que no se nos ocurrirán
 es sentados delante del ordenador.
Curiosamente, es raro que las mejores ideas –la bombilla que se enciende- l
as encontremos mientras las estamos buscando utilizando nuestra lógica y
nuestro deseo. Suelen, por el contrario, aparecer cuando no estamos
conscientemente buscándolas (nuestro hemisferio derecho parecía parado
 pero no… estaba a la suyo…).
Cuentan de Ford (el de los coches) que un día le vino uno de sus recién fichados 
vicepresidentes enfadado al ver que, tras unos meses trabajando
intensamente, otro de los vicepresidentes se dedicaba a pasear
tranquilamente por los jardines de la oficina.
“¡No puede permitir esa actitud! ¡ y menos reconocernos por igual cuando
yo estoy desviviéndome por la compañía mientras el se pega medio
 día paseando!” Ford, les miró sonriendo y le dijo únicamente

“Efectivamente, eso es lo que hace pero fue haciendo
 eso cuando se le ocurrió una idea que nos hizo aumentar en un 15% los
beneficios de la compañía”.
 
Le voy a decir a mi jefe que me deje pasear todas las mañanas por los
jardines de la empresa. Después supongo que tendré que ir a personal, a recoger mi
finiquito…


                              mi oficina.....
Si hacemos las cosas de la misma manera, 
obtendremos idénticos resultados (A. Einstein)
Si trabajando “en Modo Derecho” somos más creativos, trabajando en 
“Modo Izquierdo” utilizaremos pensamientos, ideas, creencias, prejuicios,
experiencias de hechos pasados que nos condicionarán nuestra actuación
–no hay más que pensar en cómo se pondrá mi lado izquierdo a trabajar
cuando veo a mi vecina del 7º y a recordarme las perrerías que nos
 ha hecho individual y colectivamente a la comunidad de vecinos-.
Tenemos que tener cuidado al trabajar en “modo Izquierdo” porque éste es 
el lado listillo del cerebro, el que ya lo sabe todo, el que no tiene nada que
aprender, al que nunca convenceremos de lo contrario de lo que ya
tiene almacenado en sus ordenaditas estanterías. Y cuando no hablen de
cambios, de nuevas ideas, de respetar otras culturas, de aceptar al otro
porque hay millones maneras de ser y la suya es una de ellas, se pondrá a
gritar, y a buscar la manera de que ni se nos ocurra activar el “modo
Derecho” que simplemente preguntará “¿Y por qué no? ¿Porqué no le
 damos una oportunidad? ¿porqué tratamos de ver lo que nos puede
aportar?”. El lado IZQUIERDO sabe tanto que se pasa, y nos limita nuestro
crecimiento –sobre todo si no es el que el quiere-. El derecho trabajará como
 sabe y con lo que sabe y tendrá algo parecido a lo que ya sabe.
¿Verdad Sr. Albert Einstein?
 
Juguemos al Lego¡¡

Por el contrario, el lado derecho, al no tener las capacidades del lenguaje 
verbal, ni ninguna capacidad de autocrítica, disfruta aprendiendo cosas nuevas,
le encanta encontrarse con gente que piensa diferente, que actúa diferente,
qué come diferente, qué reza diferente. Es un disfrutón, sin prejuicios
y abierto a todo.

Le encanta jugar pero según se hace mayor, el hemisferio izquierdo lo va
acoquinando, se va imponiendo,… y deja de jugar… como si los mayores no
pudieran jugar, al Lego, por ejemplo:
dinámicas de creatividad, innovación, creación de equipos con el juego Lego.
 Sí, sí. Ese que aunque nuestros hijos/as no lo pidan en la carta se lo
colocamos de extra.
Directivos, personas mayores y “serias” jugando al Lego para identificar 
nuevas líneas de negocio, nuevos productos, resolver conflictos,…
¿Qué hacen?  
Trabajar con la parte DERECHO del cerebro, jugando, inventando, olvidándose
de quienes son y de la mochila de prejuicios que llevan a la espalda y sin miedo
 a lo que salga de ese juego.




 “Dejar que los niños se acerquen a mí  (porque detrás vendrán las madres...
 -lo sé, lo sé, impropio y machista-) porque si sois como de ellos
entraréis en el reino de los cielos” dijo un tal Jesús.
A lo mejor estaba pensando en que pensáramos como niños, libres de
prejuicios, envidias, odios, lados derechos de nuestros
cerebros,…

¡qué cosas se me ocurren¡

si en aquellos tiempos no había ni MBAs ni ni investigadores americanos ni
libros que enseñaran estas cosas, ni Jesús era un Gurú empresarial¡¡    
 
¿En qué parte residirá la empatía? ¿Qué parte será la que es capaz de ser
sensible, ponerse en el lugar del otro sin perder su punto de vista?
Efectivamente. En el derecho. Es de hecho junto con la creatividad y la falta
de prejuicios, otro de sus fuertes. Y ¿Qué es lo que pasa cuando manda el
lado derecho? Pues como que nuestra sensación de separación del otro
se reduce. De hecho esta buena mujer que tuvo la ¿desgracia? ¿Suerte?
de tener que vivir con su parte izquierda dañada y desarrollar más la
derecha, decía “en ausencia del juicio analítico de mi lado izquierdo, me
encontraba en un estado de paz, libre de toda percepción de fronteras,
 sintiendo parte de un todo”. ¡¡Acojonante!!   
 
esto de la intuición es cosa de mujeres…
los machos alfa tenemos un superlado izquierdo ¿o no?
Pues esto no parece claro. Todavía hay una intensa controversia sobre si las 
diferencias entre hombres y mujeres son aprendidas o genéticas. Un tal
Baron-Cohen, sicólogo británico, es de los que dice que somos diferentes
y que las mujeres tienen genéticamente más desarrollado el lado derecho
y con él la intuición, la empatía,… y nosotros pues, eso, machos alfa, cerebrales,
 analíticos, focalizados (no sabemos hacer dos cosas a la vez… bien hechas).
En cambio, la neurocientífica Lise Eliot –que lo ha visto desde dentro… del 
cerebro- en su libro “Pink Brain, Blue Brain” las diferencia entre chicos y
chicas son mínimas y menos relevantes que las debidas a otros parámetros
como el nivel cultural, la edad,…

Entonces, ¿a qué le damos al derecho o al izquierdo?  Pues, como siempre, 
la virtud está en el medio. Y tan malo es que seas una persona “solo modo
izquierdo” incapaz de conectar emocionalmente con tu gente como que seas
una persona “solo modo derecho” que puede llevarte a meterte en la vida
de los demás al no percibir ninguna barrera o ser muy muy creativo pero
incapaz de llevar a cabo esas brillantes ideas que tienes.
 
La creatividad es cosa de dos
Dicen que en estos tiempos que corren, que lo único cierto es que todo 
cambia y lo único claro es que nadie lo tiene claro, vamos a necesitar
buenas dosis de creatividad, adaptación al medio y de saber verlas
venir actuando sensatamente.
Y esto parece que es cosa de dos: lado derecho y lado izquierdo, cada uno
trabajando en lo que sabe hacer bien y ayudándose uno al otro. Un buen
ejemplo es la innovación donde ambos hemisferios van tomando
protagonismo según les va tocando en cada fase.
 
Dicen los que saben de esto que el proceso creativo tiene cinco pasos:

1.      Una primera intuición, que descubre el “modo derecho” puesto que es 
el único capaz de salirse del tiesto de lo que ya sabemos (la inspiración del
científico que da lugar a un nuevo experimento, las líneas maestras que se
le ocurren a un escritor paseando por la playa,…).
 
2.      El estudio de lo que se sabe sobre el tema, la búsqueda de
información,… donde brilla nuestro olímpico lado izquierdo y, estudia,
estudia,… hasta que se satura. Curiosamente una de las paradojas de la
creatividad es que para ser creativo primero tienes que saber todo lo que
 se sabe sobre el tema.

Decía Picasso que a él le costó diez años aprender a pintar como
 un adulto y toda una vida a pintar como un niño. Primero tienes la
técnica, luego llega la creatividad. Cosas originales sin técnica detrás
son, eso, cosas originales.
 
3.      En tercer lugar llega el reposo, la incubación de lo aprendido en la
que reaparece el lado derecho. Las ideas vagan, dan vueltas, juegan,..
muchas veces de forma inconsciente al ver que el lado izquierdo se ha
saturado, está bloqueado (¡¡cuántas veces nos pasa eso en el trabajo,
en el estudio,…!!). es cuando nos alejamos del problema, nos vamos de
paseo, nos echamos una carrera, jugamos un partido de padel, nos
acostamos,…
 
4.      y, cuarto paso, llega la iluminación, que es el momento en que la
chispa salta, se enciende la bombilla, gritamos Eureka, cuando pillamos lo
que  se escurría, lo que estaba oculto se ilumina. Esto hay que
agradecérselo al  lado derecho que es quién ha estado dejando libre
la mente derecha para que ninguna solución, idea, fuera criticada,
hasta que ha aparecido la buena.

Dicen de Leonardo da Vinci, gran “de todo” y modesto como si hubiera
 nacido en Bilbao, que cuando el obispo le recriminaba que estuviera
vagando  por las calles y por el claustro de Santa Maria delle Grazie
sin dar una pincelada a sus frescos, contestó “los grandes genios a
veces logran más cuando trabajan menos”.
 
5.      Y finalmente, queda la verificación. En el caso del arte, de la ciencia,
de la escritura queda ponerse y pintar, pintar y pintar, escribir y borrar
 y escribir y borrar, y experimentar y experimentar y experimentar. Y
cuando de hincar los codos se trata, a nuestro lado izquierdo sesudo,
analítico, ordenado,… no hay quien le gane.



Así que –no sé cómo- enseñemos a nuestros hijos e hijas a 
moverse de forma flexible del lado derecho al lado izquierdo,
del análisis a la creatividad, del juicio a la locura, del prejuicio a la
apertura, del estudio al juego.
Aunque como el lado izquierdo ya lo tenemos muy musculoso, 
quizás sea mejor que les fortalezcamos el derecho
 enseñándoles (o no prohibiéndoselo¡) a 
jugar, 
reir, 
pintar, 
escribir cuentos, 
soñar despiertos 
liberarles de prejuicios culturales, 
religiosos,
nacionales,
a superar el sentido del ridículo 
–brazo armado del lado izquierdo-
para que sean 
intuitivos, 
flexibles, 
creativos 
y, en definitiva, 
más equilibrados.

Dnl

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